Primero
y fundamental: ¡En las casas particulares habrá que descartar la instalación de
la caja detrás de cuadros! Lo primero que hace un ladrón que intrusa una
vivienda es fijarse detrás de los cuadros. A estas alturas del partido, con
tanta práctica por parte de los malhechores, poner una caja
de seguridad detrás de un cuadro es exactamente lo mismo que ponerla en el
medio del living; no sirve de nada.
También es mala idea colocar la caja en los roperos, oculta tras la ropa. Aunque menos trillado que la opción de los cuadros, la idea sigue pecando de inocencia. Cualquier intento de robo dará con el paradero de una caja instalada en semejante lugar.
Dejando ya de lado la recomendación negativa, que explica que es lo que no hay que hacer en cambio de decir que es lo que sí hay que hacer.
Lo que todo el mundo sabe es que las cajas fuertes deben instalarse en lugares no apreciables a simple vista. Deben estar todo lo escondidas que se pueda.
Lo cierto es que resulta mucho más lento tener que inspeccionar las paredes de una casa, para ver e inspeccionar muebles y paredes.
No menos importante es la ubicación. Esconder es tan fundamental como saber comprar. Por muy especialista que pueda ser el ladrón que usurpe nuestras casas u oficinas, nada podrá hacer si no tiene la posibilidad de encontrar lo que busca. Es muy sencillo: nada hay más invulnerable que aquello que, simplemente, no se sabe dónde está.
También es mala idea colocar la caja en los roperos, oculta tras la ropa. Aunque menos trillado que la opción de los cuadros, la idea sigue pecando de inocencia. Cualquier intento de robo dará con el paradero de una caja instalada en semejante lugar.
Dejando ya de lado la recomendación negativa, que explica que es lo que no hay que hacer en cambio de decir que es lo que sí hay que hacer.
Lo que todo el mundo sabe es que las cajas fuertes deben instalarse en lugares no apreciables a simple vista. Deben estar todo lo escondidas que se pueda.
Lo cierto es que resulta mucho más lento tener que inspeccionar las paredes de una casa, para ver e inspeccionar muebles y paredes.
No menos importante es la ubicación. Esconder es tan fundamental como saber comprar. Por muy especialista que pueda ser el ladrón que usurpe nuestras casas u oficinas, nada podrá hacer si no tiene la posibilidad de encontrar lo que busca. Es muy sencillo: nada hay más invulnerable que aquello que, simplemente, no se sabe dónde está.